Ansiedad generalizada. En qué consiste y cómo es el abordaje terapéutico.

Ansiedad generalizada. En qué consiste y cómo es el abordaje terapéutico.

Todas las personas saben lo que es sentir ansiedad: los hormigueos en el estómago antes de la primera cita, la tensión que sientes cuando tu jefe está enfadado, la forma en que tu corazón late si te sientes en peligro. La ansiedad nos incita a actuar. Nos anima a enfrentarnos a una situación amenazadora. Nos hace estudiar más para ese examen y nos mantiene alerta cuando estamos dando un discurso. En general, nos ayuda a enfrentarnos a distintas situaciones.

Pero en ocasiones, esta emoción que normalmente es útil puede darnos un resultado precisamente contrario: evita que nos enfrentemos a una situación determinada y trastorna nuestra vida diaria. Los trastornos de ansiedad no son sólo un caso de «nervios». Son enfermedades frecuentemente relacionadas con la estructura biológica y las experiencias en la vida de un individuo. Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, cada uno con sus características propias.

Un trastorno de ansiedad puede hacer que nos sintamos ansiosos casi todo el tiempo sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser tan incómodas que, para evitarlas, suspendamos algunas de nuestras actividades diarias. O en ocasiones más extremas,  podemos sufrir ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que nos aterrorizan e inmovilizan.

Muchas personas confunden estos trastornos y piensan que las personas deberían sobreponerse a los síntomas usando tan sólo la fuerza de voluntad. El querer que los síntomas desaparezcan no da resultado, pero hay tratamientos que pueden ayudar.

Ansiedad Generalizada. 

“Yo siempre pensé que era aprensivo. Me sentía inquieto y no podía descansar. A veces estas sensaciones iban y venían. Otras veces eran constantes. Podían durar días. Me preocupaba por la cena que iba a preparar para la fiesta o cuál sería un magnífico regalo para alguien. Simplemente no podía dejar nada de lado”.  

“Tenía serios problemas para dormir. Hubo ocasiones en que despertaba ansioso en la mañana o en la mitad de la noche. Me costaba trabajo concentrarme aún mientras leía el periódico o una novela. A veces me sentía un poco mareado. Mi corazón latía apresuradamente o me golpeaba en el pecho. Esto me preocupaba aún más”.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aun cuando nada parece provocarlas. El padecer este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad.

Las personas que padecen de TAG no parecen poder deshacerse de sus inquietudes aun cuando generalmente comprenden que su ansiedad es más intensa de lo que la situación justifica. Quienes padecen de TAG también parecen no poder relajarse.  Frecuentemente tienen trabajo en conciliar el sueño o en permanecer dormidos. Sus preocupaciones van acompañadas de síntomas físicos, especialmente temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor. Pueden sentirse mareadas o que les falta el aire. Pueden sentir náusea o que tienen que ir al baño frecuentemente. O pueden sentir como si tuvieran un nudo en la garganta.

Además depresión…  

La depresión frecuentemente acompaña a los trastornos de ansiedad y, cuando esto sucede, también debe atenderse. Los sentimientos de tristeza, apatía o desesperanza, cambios en el apetito o en el sueño así como la dificultad en concentrarse que frecuentemente caracterizan a la depresión pueden ser tratados con efectividad con medicamentos antidepresivos o, dependiendo de la severidad del mal, con psicoterapia. Algunas personas responden mejor a una combinación de medicamentos y psicoterapia. El tratamiento puede ayudar a la mayoría de las personas que sufren de depresión.

Muchos individuos con TAG se sobresaltan con mayor facilidad que otras personas. Tienden a sentirse cansados, les cuesta trabajo concentrarse y a veces también sufren de depresión.

Por lo general, el daño asociado con TAG es ligero y las personas con ese trastorno no se sienten restringidas dentro del medio social o en el trabajo. A diferencia de muchos otros trastornos de ansiedad, las personas con TAG no necesariamente evitan ciertas situaciones como resultado de su trastorno. Sin embargo, si éste es severo, el TAG puede ser muy debilitante, resultando en dificultad para llevar a cabo hasta las actividades diarias más simples.

El TAG se presenta gradualmente y afecta con mayor frecuencia a personas en su niñez o adolescencia, pero también puede comenzar en la edad adulta. Es más común en las mujeres que en los hombres y con frecuencia ocurre en los familiares de las personas afectadas. Se diagnostica cuando alguien pasa cuando menos 6 meses preocupándose excesivamente por varios problemas diarios.

Padecer de TAG siempre quiere decir anticipar desastres, frecuentemente preocuparse demasiado por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Las preocupaciones frecuentemente se presentan acompañadas de síntomas físicos tales como temblores, tensión muscular y náusea.

En general, los síntomas de TAG tienden a disminuir con la edad. Un tratamiento acertado puede incluir un medicamento llamado buspirone. Se están llevando a cabo investigaciones para confirmar la efectividad de otros medicamentos como benzodiazepinas y antidepresivos. También son útiles la técnica de terapia de cognitivo conductual, las técnicas de relajamiento y de retroalimentación para controlar la tensión muscular.

¿Cómo se aborda este problema desde la terapia?

Para poder superar este problema que lleva al paciente a buscar apoyo psicológico, se debe trazar un plan de acción que se estructura y diseña en consulta con la ayuda del psicólogo. Pero antes es necesario saber y entender lo que le ocurre al paciente para que a la hora de poner en práctica la distintas  técnicas, estás tengan sentido, luego se procederá a trabajar en terapia aquellas áreas que están afectadas por este problema.

El programa que se plantea es el siguiente:

  1. Sesión educativa: se explica en qué consiste la ansiedad, porqué hay asociado un comportamiento y estado de ánimo depresivo, y cómo se ha originado éste.
  2. Activación Conductual: La planificación gradual de actividades, de tareas y evaluación de las mismas, en función de “dificultad-placer” y, la planificación de actividades gratificantes.
  3. Entrenamiento en toma de decisiones y solución de problemas: Se tratará de desarrollar pautas de acción planificadas y secuenciadas para la resolución eficaz del problema (definición del problema, objetivos que se persiguen para atajarlo, soluciones alternativas, etc.)
  4. Entrenamiento en focalización de la atención en experiencias agradables: Potenciar la identificación de características placenteras de cada momento y aumentar el tiempo de exposición a las mismas.
  5. Autocuidados: Enriquecer el medio en el que nos desenvolvemos, mantener hábitos de vida saludables (dieta, ejercicio físico, etc), entrenamiento en auto-refuerzo e higiene del sueño, etc.
  6. Exposición gradual a los estímulos y situaciones dónde el sujeto realiza predicciones catastrofistas, negativas o de fracaso: En este sentido, las técnicas de respiración y de relajación muscular suponen un importante soporte a la hora de enfrentarse a dichas situaciones.
  7. Entrenamiento en habilidades sociales: Importancia de la comunicación no verbal, manejo de las críticas, recibir y aceptar halagos; en definitiva, favorecer una conducta asertiva, que favorezcan el contexto de negatividad en el que se ve inmerso el paciente.
  8. Control de la ira, rabia, frustración, etc.: Identificar los estímulos internos/externos discriminativos, diferenciar los estados emocionales y llegar a la regulación de los mismos, la significación subyacente a éstos y su modo de afrontamiento más óptimo para el paciente.  Para ello se entrenará al paciente en técnicas de asertividad y habilidades sociales.
  9. Registro de pensamientos: identificar el tipo de pensamientos y su relación con la situación estímulo, las emociones asociadas a los mismos y las estrategias de afrontamiento.
  10. Reestructuración cognitiva: Se trataría de suscitar preguntas que activen determinados pensamientos: «qué pasaría si…? », ¿qué supondría que… ?, con el objetivo de identificar incongruencias y darles respuestas alternativas.
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