El papel del psicólogo en la obesidad infantil.
La obesidad infantil se está convirtiendo en un problema de gran magnitud en nuestra sociedad. Muchas familias están en una lucha constantes para que sus hijos y jóvenes bajen de peso y mejoren sus hábitos alimentarios. En este contexto, la figura del psicólogo se está convirtiendo una figura imprescindible para conseguir un cambio real y duradero.
La obesidad infantil puede ser una llamada de atención.
Debemos tener en cuenta que comer es una de las conductas más habituales que realizamos, y que está muy relacionada con el estado emocional de la persona y con la manera de vincularse con las personas que le rodea. Es decir, cómo comen nuestros hijos está estrechamente muy conectado con cómo se sienten emocionalmente, con su nivel de autoestima, sus problemas, su nivel de satisfacción/insatisfacción, con cómo se relaciona con su grupo de iguales. Por ejemplo, si un niño tiene una sensación de vacío interno porque se siente solo, no escuchado, incomprendido, con altas exigencias por parte de su entorno, etc. es posible que coma de forma compulsiva o con ansiedad para intentar calmar dicho malestar. Al mismo tiempo, la obesidad y la comida se pueden convertir en una manera de llamar la atención de los padres, que empiezan a preocuparse por su hijo, a llevarlo a médicos, a controlar su alimentación, etc. El niño, aunque no sea de una manera adecuada o positiva, también se siente atendido por sus padres.
Obesidad infantil.
Cuando se intenta abordar la alimentación de un niño o adolescente y tratar su obesidad o sobrepeso, únicamente desde la perspectiva nutricional y médica, el porcentaje de fracaso es elevado, ya que no se está contemplando la realidad emocional, psicológica del niño.
Debemos perder el miedo de acudir al psicólogo, cambiando la idea de que sólo interviene en casos graves, y adoptar idea de que es un profesional de la salud que proporciona apoyo y que puede mejorar y facilitar intervenciones de otros profesionales.
El papel del psicólogo en la obesidad infantil.
El psicólogo primeramente va evaluando que es lo que le ocurre al niño o adolescente, explora su ámbito familiar para ver qué sucede en la familia, y en qué áreas se ha de intervenir. Son como los “ojos externos” que exploran y evalúan la situación del menor y de sus relaciones más cercanas, para localizar dónde están las causas del malestar de éste.
A medida que se va ganando la confianza del menor, va haciendo de sostén de éste, ayudando a que tome conciencia de sus emociones y de su situación y aprenda a gestionarlas, fomentado que comience a pedir aquello que necesita y realizar las acciones que no hacía, así como dejar de hacer otras que le hacen daño. Al mismo tiempo, trabaja también con la familia para que estos también se sensibilicen con lo que está ocurriendo, para que descubran vías de solución que mejore el estado del niño o adolescente, y el de la familia en general.
El objetivo del psicólogo en la obesidad infantil.
Como se ha mencionado anteriormente, el fin no es simplemente bajar de peso, sino lograr un mayor bienestar y satisfacción en el niño y en la familia. Debemos tener en cuenta que los cambios que se introducen al principio pueden parecer extraños y “poco naturales”, a veces también lentos; pero si somos capaces de tener paciencia y los afrontamos, pueden ser una gran fuente de crecimiento y la manera más eficaz de acabar con esos círculos recurrentes a los que todos acudimos para solucionar un problema y que muchas veces lo complican más que resolverlo , como puede ser, hacer dieta estricta.